02 julio 2011

Si vas a París papá...

Hola amigos viajeros

Bueno, más vale tarde que nunca, aquí tenéis la crónica de nuestro viaje relámpago a París, con todos los gastos pagados por otros.

La impresión que me he llevado esta vez y que no tuve la primera vez (y hasta ahora única) que estuvimos en París es que es una ciudad muy caótica en cuanto a tráfico se refiere. Como ya digo no la recordaba así, hasta el punto de que cruzar por un paso de cebra o incluso por un semáforo, es casi un deporte de riesgo.

El viaje... bueno, una hora de retraso a la ida y casi dos a la vuelta, con muchos nervios entre los pasajeros, quizás debido a la tortura de ver que se retrasa primero unos minutos, luego unos (bastantes) minutos más, ver que cuando vas a embarcar te dejan esperando en un pasillo achicharrados de calor, luego en unas escaleras achicharrados de calor y con un olor a pintura que echaba p'atrás...

El hotel de cuatro estrellas... si las estrellas se dan por estar en una calle "fashion fashion", al lado de los jardines de las Tullerías y de la plaza de la Concordía, pues vale, pero ver como los ascensores tienen cinta americana para sujetar un panel o que en la habitación falta una lámparilla de noche y la otra está sujeta por los cables, o que el desayuno buffet tiene poca, por no decir ninguna, variedad... pues como que hace que me pregunte como narices han conseguido las cuatro estrellas.

Vale, ya sé que a caballo regalado no le mires el diente, pero es que estas cosas me sacan de mi sosegada actitud y más cuando te ponen los dientes largos viendo las fotos y características de las habitaciones que supuestamente nos habían reservado. Y sobre todo comparando con el hotel en el que estuvimos recientemente en Londres y que le da mil vueltas a este.

En cuanto a la ciudad, como ya conocíamos París, nos dedicamos a pasear por zonas en las que ya habíamos estado, pero no por los mismos sitios. Así, fuimos desde el Louvre hasta la plaza de la Concordia, desde el hotel hasta el barrio Chaillot y vimos la torre Eiffel desde los jardines del Trocadero, para seguir por los jardines de los Campos de Marte, los Inválidos, comimos en la pequeńa Atenas, en el barrio latino... Y además aprovechamos para sacar alguna que otra foto nocturna, que nos gustan mucho y últimamente no nos estaban saliendo muy allá.

Al final, ha sido más cansado de lo que esperaba, supongo que ya estamos un poco mayores para darnos estas pateadas, no creo yo que sea por nuestra forma física (como no tenemos, no puede tener la culpa). Yo he vuelto con unas ampollas... perdón, que a lo mejor hay niños, con unas cuantas elevaciones locales de la epidermis por acumulación de fluido, en las plantas de los pies que hacen que vaya medio cojo.

Hasta la próxima viajeros
 
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