I want candy

Hola amigos viajeros

Hoy (bueno, a estas horas ya ayer), como era el día de la mamma, y además había sido el cumpleaños de mi hermana Aida y de mi madre (que cumplen años el mismo día y que entre las dos suman la friolera de 100 años), hemos estado en Soto pasando el día y comiendo con la familia (córcholis, entre la mamma y la familia debería haber titulado el paseo como La cosa nostra o algo así)

Hoy en Soto se celebraba el... uhm... día puebleril del toma y daca político, porque tanto los unos como los otros habían preparado sendas celebraciones en la que invitaban al comercio y al bebercio: los unos migas y sangría y los otros queso, jamón serrano y vino. Y como somos así de apolíticos hemos gozado de las viandas que unos y otros repartían. Lo que sí hemos notado es que han faltado, como en la vida misma, alternativas políticas para degustar otros sabores...

Mientras mi mamma se aprovechaba de sus conocidos para que su nieta se atiborrara de queso y jamón, una niña se ha caído dándose un buen porrazo, y al mirar he visto que su mamma era una antigua amiga. Madre mía!! hacía 15 años o más que no la veía y hemos estado hablando como si fuera la semana pasada. También me he encontrado un compañero del curro que resulta que lleva toda la vida allí y ni nos habíamos visto, aunque mi cuñado David si que le conocía de jugar al baloncesto.

Y diréis (o a lo mejor no), ¿qué tiene que ver todo esto con el título? Pues resulta que después de comer y de que mis chicas se echaran una siestecita, hemos salido a dar un paseo, hemos ido al parque a que se montaran en los columpios y hemos pasado por una tienda de chuches y se me han antojado unas cuantas y cual ha sido nuestra sorpresa al ver que los productos tenían etiquetas con los alérgenos que se podían encontrar, de modo que los intranquilos padres que vamos a comprar, podemos estar un poco más tranquilos.

Y es que no sé si ya os lo he contado (creo que sí) pero Ángela es ligeramente alérgica a la caseína y andamos como locos mirando todos los componentes de lo que le damos para ver si podemos dárselo sin temor. La verdad es que la dueña de la tienda estaba más que puesta y ponía todo lo que podía de su parte para conocer todos los ingredientes, como eran tratados... y poder informar correctamente de que alimentos están libres de alérgenos y cuales no. Un ejemplo que debería cundir, no sólo en tiendas de chuches sino en cualquier tienda de alimentación, que esta buena mujer se trataba de informar hasta del tipo de guantes que utilizaban en la cadena de producción para saber si podían transmitir algún elemento alérgeno.

Hasta la próxima viajeros

PP: Se me había olvidado, por si queréis escuchar la canción que da título al paseo, podéis encontrar la versión de los The Strangeloves o la de Mel C, particularmente me quedo con la primera.