16 octubre 2010

Risky business

Hola amigos viajeros

Ya sé, ya sé que no me estoy prodigando mucho últimamente, pero hace tiempo me dijeron que dejara de contaros lo cansado que estoy, lo mayor que me siento... y que me renovara, así que hasta ahora no había encontrado un tema que compartir con vosotros que no fuera lo cansado que estoy, lo mayor que me siento...

No sé si conocéis la película de Tom Cruise que da título a la caminata de hoy. En ella, un joven pijo contrata los servicios de una prostituta y acaba montando un negocio de prostitución, por una sóla noche, para pagar una serie de catastróficas desdichas que le ocurren, usando a sus amigos pijos para pagar y a las amigas prostitutas de su novia prostituta para el negocio. Vamos, lo que se dice un negocio arriesgado.

Ayer conocí a dos personas que me ofrecieron formar parte de un negocio de telecomunicaciones. Parecía interesante y parecía fácil conseguir dinero, mucho o poco dependía de las ganas que se le pusieran, pero no es un negocio para mí, que no tengo ninguna capacidad comercial, aunque trabaje de informático, colaborando en el desarrollo de un sistema de gestión comercial, ni soy especialmente social, a pesar de que intento salir a pasear para conocer nuevos amigos.

Por otro lado, me he decidido a desarrollar una aplicación para móviles con sistema operativo android a ver si salgo de pobre. La intención inicial es que sean aplicaciones gratuitas, con cuñas de publicidad, para más adelante, cuando estemos instalados en el 90 o 95% de los móviles android... sacarlas de pago, forrarnos y que luego hagan una película de nosotros (para forrarnos aún más, claro). Y hablo en plural porque en esta aventura estamos embarcados varios compañeros del trabajo con las mismas aspiraciones. Veremos en que acaba todo esto.

Así que ya veis, no sólo Tom Cruise tiene problemas de negocios. Lo que no sé es que actor hará de mí en la película, no conozco ninguno tan guapo y bien parecido... Quizás Jeff Bridges, que dicen que me parecía a él en El gran Lebowsky, al menos cuando llevaba el pelo largo, ahora sólo me parezco a él en las canas que peinamos.

Hasta la próxima viajeros
 
Subir