Hola amigos viajeros
Vamos a ver si retomo buenas costumbres, como la ver a la familia, la de ver a los amigos, la de salir a pasear y encontrar a otros viajeros... Espero que los próximos meses sean más tranquilos que los últimos y pueda tener algo más de tiempo para realizar todos estos menesteres.
Hoy no vengo a hablaros de la película que da título al paseo de hoy, entre otras cosas porque no la he visto y porque, salvo el título, nada tiene que ver el argumento con el paseo. No amigos viajeros, hoy vengo a hablaros de algo que está muy de moda: la selección española de futbol... Bueno, sí y no: sí, porque la nombro en el paseo y no, porque del noble deporte del balompié entiendo más bien poco y tampoco quiero entender, quizás porque nunca se me ha dado bien y siempre me elegían el último para jugar, cuando ya sólo quedábamos el balón y yo, y como entonces no estaba tan fuertecito como ahora para utilizarme de balón sino todo lo contrario, y los corners no se señalizaban con banderines... pues no quedaba más remedio que elegirme para jugar.
Hablando de la selección, tras el partido de ayer volvieron a ser los dioses que nosotros, simples mortales, estamos deseando adorar, después de que, tras el primer partido, se convirtieran en los abyectos monstruos a los que en las horas nocturnas tememos y perseguimos para acabar con ellos. Y no contentos con perseguir a los monstruos, montamos cazas de brujas a las que quemar en la hoguera de nuestra aflicción, ponerles la letra escarlata de "Arruinailusiones" y cosas por el estilo.
Y es que la línea que separa la deidad de la monstruosidad, al igual que la del amor y el odio, es muy delgada, y es muy fácil pasar de un estado a otro. Un día eres un dios para tus hijos y al siguiente eres un monstruo por no dejarles hacer botellón con los amigos en el parque... Bueno, para eso todavía me queda un tiempo.
Hasta la próxima viajeros
22 junio 2010
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