28 marzo 2010

Una serie de catastróficas desdichas

Hola amigos viajeros

Por fin tengo una semana de vacaciones. Ya la puedo aprovechar bien, porque luego pretenden hacernos trabajar (como poco) dos semanas seguidas, sin fines de semana para descansar... Menos mal que me he cortado el pelo antes, sino al acabar parecería "el guaje" en el anuncio de Cepsa.

No he tenido ocasión de comentar nada acerca de los últimos desastres ocurridos en Haití o en Chile. Aunque a veces salgo a hacer un paseo más serio, en general mis paseos pretenden ser más bien ligeros, y lo que ha pasado en Haití o en Chile no es para tomárselo a la ligera. Lo que sí me voy a tomar a la ligera, son ciertos comentarios que he leído a raíz de estas desgracias.

El primero que leí achacaba estas desgracias al carácter vengativo de la madre naturaleza por las maldades que los hombres le hacen. No sé que pensaréis vosotros, a lo mejor pensáis igual, pero es como decir que la madre naturaleza se vengó de los dinosaurios por... ser demasiado grandes y pisotearla con sus enormes corpachones. Creo que, como casi todo en la vida, la explicación más sencilla es la más acertada: la naturaleza es salvaje en sí misma, y sigue su curso con libertad independientemente de que sobre la tierra haya bacterias, dinosaurios, monos u monos evolucionados. Otra cosa es que estemos destruyendo muchos de los recursos que gratuitamente nos ofrece, pero aunque mañana desapareciéramos de la faz de la Tierra, la naturaleza seguiría siendo indomable, salvaje y libre.

El segundo que leí, se mostraba asombrado de que las desgracias siempre se ceben con los más pobres. Vale, podemos ser todo lo inocentes que queramos ser, pero de verdad os asombra?? Unos días después de la desgracia de Chile, hubo un terremoto en Japón del cual sólo vi unas cuantas líneas en el periódico y en el que no hubo que lamentar ninguna muerte y prácticamente no hubo daños materiales, seguramente porque es un país que está preparado para hacer frente a este tipo de desastres. Lo que quiero decir es que, cuanto más pobre sea un país o una persona, menos medios tendrá a su alcance para protegerse de los caprichos de la madre naturaleza. ¿O es que hemos olvidado el cuento de los tres cerditos?

En fin amigos, no sé si, como indicaban en un blog, he aportado algo sobre un tema del que se ha hablado en todos los medios, mi intención, como en cada paseo, es simplemente dar mi punto de vista, el cual, Dios me libre, no es para sentar cátedra.

Por cierto, me ha costado un montón escribir hoy, porque he tenido un montón de distracciones: María haciendo monerías, Ángela haciendo de las suyas, dibujos de Batman en la tele...

Hasta la próxima viajeros
 
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