13 marzo 2010

Todo tiene un final

Hola amigos viajeros

Este paseo va a ser un paseo duro, con cuestas arriba bien empinadas y suelo resbaladizo, pero como ya dije al principio de este viaje, no todos los paseos iban a transcurrir a pleno sol y por veredas despejadas.

Llevamos un tiempo ya con esta situación y Elena y yo lo hemos hablado en alguna ocasión, pero o no nos lo hemos tomado en serio o lo hemos ido dejando pasar. Pero esto ha llegado a un punto en el que no podemos continuar y tenemos que dar este paso, nos guste o no, ya no por nosotros si no, y sobre todo, por las peques. Así que, queridos amigos, os tengo que anunciar que Elena y yo hemos decidido ser unos padres responsables y vamos a acondicionar la habitación que utilizamos como despacho.

Hasta ahora lo hemos ido dejando pasar porque podíamos dejar las cosas en medio, o dejarlas en una estantería y olvidarnos, pero con las peques ya no podemos seguir así, y menos con María, que ya lo coge todo y cuando Ángela empiece a andar, pues tres cuartas de lo mismo. Y es que somos un poco desastre, para que lo vamos a negar y entre las cosas que dejamos en cualquier lado, los cables variados del ordenador, la impresora, los altavoces... pues la habitación tiene mucho peligro para dos peques que sólo buscan conocer mundo.

Lo siguiente será animarnos a salir a buscar lámparas para las habitaciones, porque hemos intentado imponer la moda de lámpara casquillochungoconbombillagualdrapa o casquillochungoconbombilladeahorroalargoplazoporqueacortocuestanunriñon y parece que nadie nos sigue en esta corriente minimalista. El problema es que salir con las peques es un poco pérdida de tiempo porque María quiere tocarlo todo y Ángela... es Ángela, lo mismo le da por dormir como por montar un concurso de chillidos (no es broma, está afónica). Y lo siguiente serán las cortinas del salón.

En fin amigos, quedaos con la moraleja de que todo tiene un final (menos las salchichas, que tienen dos) y que al desorden de la habitación despacho le ha llegado su San Martín. La cuestión es: dejamos a María que nos ayude a organizarnos o la dejamos con sus abuelos para que nos deje organizarnos a nosotros?? Difícil elección, amigos.

Hasta la próxima viajeros
 
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