18 agosto 2009

Embutidos caseros

Hola amigos viajeros

Uf, parece mentira, pero estando de vacaciones tengo la agenda más apretada que si estuviera trabajando, y hasta tengo menos tiempo para salir a pasear con vosotros para contaros lo que me acontece en el devenir diario.

Este ha sido un fin de semana movidito. El viernes mi cuñada Ana se quedo tirada con el coche. Llamó a la grúa porque parecía que era de la batería, pero se le paró estando arrancado, por lo que tuvo que volver a llamar y cuando mis cuñados Diego y Carlos se fueron a dar una vuelta para cargar la batería, se quedaron tirados por ahí y tuve que ir a su rescate. Al final sí que era la batería y ayer se la cambiaron y de momento parece que todo va bien.

Este pequeño percance casi da al traste con los planes que teníamos de ir a Arcones, el pueblo de mi cuñado Alejandro, a disfrutar de un día de caldereta de cordero y piscina. Pero al final tiramos de la familia y subimos con mi coche y el de mi cuñado Nandi (ya sé, tengo muchos cuñados, pero siendo 6 hermanos en la familia de Elena, es normal).

La calderetada que se organizó en el pueblo estuvo bien, aunque si hubieran puesto unos toldos como en las calles que van de la plaza de Callao a la Puerta del Sol, hubiéramos estado mejor, porque a las 3 de la tarde, por muy pueblo de Segovia que sea, hacía un calor que derretía. De hecho, casi no podemos comer jamón porque estaba casi derretido. La verdad es que fue visto y no visto: en un pispás acabamos con las tortillas y el queso, después con el jamón, el lomo y el chorizo, las calderetas, el pan y las bebidas y, por último, con la sandía y el melón... Es que comemos como pajaritos :D

La piscina la acababa de terminar de construir Alejandro y el agua estaba pelín fresquita, a 21ºC, aunque por la tarde estaba mejor que por la mañana, quizás porque hacía menos calor. Por la mañana fue una toma de contacto, pero por la tarde... ay, por la tarde. No sé si nos contagiamos de los productos que degustamos en la calderetada pero los cuatro cuñados, Diego, Alejandro, Loth y yo, cual cuatro jinetes del apocalipsis, nos pusimos a hacer el salvaje y a hacer un desfile de embutidos, principalmente lomo de "lorza" y, como diría Loth, fanegas de morcillas... Que cuerpos, amigos, salvo Loth, que a veces hay que mirarle 2 veces para verle, los otros tres estamos de muy buen año, sobre todo un servidor.

Resultado final: al terminar de tirarnos de cabeza, a bomba y de cualquier forma que se nos ocurrió, el agua de la piscina había bajado entre 3 y 4 cuadraditos de gresite... Si ya lo dijó Arquímedes:

todo cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del fluido desalojado


y no os quiero contar el empuje que yo sentía...

Hasta la próxima viajeros
 
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