31 julio 2009

Sacrifice

Hola amigos viajeros

El otro día, hablando con mi amigo Javier Ruiz, me decía que tiene amigos que no están preparados para ser padres y que, tras el primer hijo, se plantean muy seriamente si tener más, primero, porque les cambia la vida y segundo, porque es muy sacrificado.

Es cierto, un hijo te cambia la vida, para siempre, pero realmente lo que cambia es la forma en la que vivías hasta entonces y que te obliga a hacer ciertos sacrificios. Los primeros años el niño depende totalmente de sus padres, en especial de la madre y por ello, tienes que acomodar lo que haces a sus necesidades. Y además, te obliga a dejar de hacer cosas que antes hacías sin mayor problema: salir de copas con los amigos, llegar a casa y tumbarte o ponerte a montar una estantería, conectarte a internet siempre que quieras...

Pero realmente yo no veo que sea mayor problema. Cuando nos independizamos de nuestros padres, también nos cambia la vida y también tenemos que hacer sacrificios, pero no nos quejamos en absoluto. Descubres que las cervezas con crecen en la nevera cual champiñones, que los cajones no son una fuente inagotable de ropa limpia y planchada... y descubres que al llegar a casa tienes que limpiar, prepararte la comida, planchar...

Cuando te casas, te juntas, te vas a vivir con tu media naranja, también te cambia la vida y también haces ciertos sacrificios, y tampoco es el fin del mundo. Compartes armario, cama, televisión, baño y tienes que sacrificar la peli que te gusta por la que le gusta a tu pareja y viceversa, tu fondo de armario por su fondo de armario y viceversa... y no sigo porque voy a parecer a Joaquín Sabina y... Viceversa :D

Sin embargo llegan los hijos y se acaba el mundo: no puedes salir cuando quieres, ni ir al cine, ni de cena, ni trasnochar, ni ir de viaje... Pero simplemente es que te tienes que acostumbrar a una nueva fase de tu vida como has hecho con otras tantas. Es cierto que el cambio es muy grande, pero ¿como para quejarse tanto? Vale que a lo mejor pasas unos meses sin ir al cine, pero en cuanto pasan esos meses y el niño o la niña espacia un poco las comidas ya puedes ir; pasas un tiempo sin salir a cenar o con los amigos, pero pasado ese tiempo puedes salir, a lo mejor no los dos al mismo tiempo, pero puedes. Y si queréis salir los dos con los amigos pues simplemente tendrás que acortar un poco la salida y en vez de volver de madrugada volver antes de las 12, como la Cenicienta. Y al principio no podrás viajar mucho, pero pasados unos meses puedes viajar, con ciertas limitaciones, pero puedes.

Vamos que, como dice la canción de Elton John, "no es un sacrificio, no es un sacrificio para nada". O al menos yo lo veo así, sino no habría tanta gente, entre ellos nosotros, que repetirían, no?

Hasta la próxima viajeros
 
Subir