19 mayo 2009

El humor en los tiempos del ahogo

Hola amigos viajeros

Esta no iba a ser la ruta que iba a seguir en el paseo de hoy, pero dos amigas me han enviado unos correos que me han levantado el ánimo y he decidido compartirlos con vosotros.

Este me lo ha enviado mi amiga Maite. Estaba paseando con mi hija de 4 años cuando recogió algo del suelo, acercándoselo a la boca. Yo se lo quité y le advertí que no lo volviese a hacer. 'Por qué?',- me preguntó. 'Porque estaba en el suelo y tú no sabes donde ha estado antes. Está sucio y probablemente tenga gérmenes',- contesté. Mi hija entonces me miró con admiración total y preguntó: 'Mami, cómo sabes todas esas cosas? Eres TAN inteligente'... Yo le contesté rápidamente: 'Todas las mamis las saben. Está en el examen de mamás. Tienes que saberlas o no te dejan ser mami'. Caminamos en silencio dos o tres minutos, mientras ella estaba valorando la información. 'Ah, ya entiendo, así que si suspendes, te toca ser el papá?' 'Exacto',- contesté con una amplia sonrisa en la cara.

Y este otro me lo ha enviado mi amiga Vicky. Es agosto, en una pequeña ciudad de costa, en plena temporada; cae una lluvia torrencial hace varios días, la ciudad parece desierta. Todos tienen deudas y viven a base de créditos. Por fortuna, llega un ruso forrado y entra en un pequeño hotel con encanto y pide una habitación. Pone un billete de 100 euros en la mesa del recepcionista y se va a ver las habitaciones. El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero; este coge el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos; a su vez, éste se da prisa en pagar lo que le debe al proveedor de pienso para animales; el del pienso coge el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con la prostituta a la que hace tiempo que no paga (en tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito); la prostituta coge el billete y sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado. En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, coge el billete y se va de la ciudad. Nadie ha ganado un duro, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza. Moraleja: si el dinero circula, se acaba la crisis.

Espero que os haya sacado una sonrisa y que sonriáis y riáis siempre que podáis, que como nos recuerda mi amiga Inma en su blog, la risa es buena y sirve de terapia: la risoterapia.

Hasta la próxima viajeros
 
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