03 abril 2009

La gran familia

Hola amigos viajeros

Hay días en los que me apetece salir a pasear más de una vez al día y me contengo por no aburriros más de lo necesario. Normalmente, esos días de hiperactividad se deben a haber tenido tiempo de leer los periódicos gratuitos en el tren de camino a casa o al trabajo. Ya dije una vez que para mi los periódicos son una fuente de inspiración para recorrer etapas de mi viaje, pero es que hay días que andaría una tras otra y siempre he sido de la opinión que para correr, primero hay que saber andar, por lo que prefiero ir despacio y así, si un día no me vienen a visitar las musas, podré tirar de memoria y sacar algún tema que se me quedó en el fondo de la mochila. Como lo de mi memoria es una falacia, lo que hago es enviarme un correo con las cosas que escribo y no publico, al menos de momento.

Pero hoy, queridos viajeros, vengo a hablaros de mi gran familia, grande en número y grande en corazón. La verdad es que soy, o era, muy poco familiar, quizá por mi pasado, pero reconozco que mi familia, en especial la nueva desde hace ya 8 años y pico, son unas personas maravillosas, en un sentido muy amplio de lo que esto pueda significar para vosotros. Por supuesto, como todas las familias en general y los seres humanos en particular, también tienen sus defectos, como no saber cerrar las puertas, pero sus virtudes los superan con creces.

Desde que Elena se reincorporó al trabajo tras la baja por maternidad, mis suegros han estado cuidando de María y sé que están encantados con su nieta, por mucho trabajo que les de. Si no hubiera sido así, habría tenido que cogerme una excedencia para poder cuidarla, cosa por otro lado que no me hubiera importado lo más mínimo. Como si eso fuera poco, mi suegra tiene casi todos los días algo de comida preparada para que podamos cenar sin tener que andar preparando la comida, lo cual agradezco profundamente porque hasta la fecha, María es una pesadilla para dormirse, y tras su cena, ha habido días (muchos) que nos hemos pasado una o dos horas intentando dormirla, así que nos quedaban pocas ganas de preparar cena.

Ayer, cuando llegué del trabajo a buscar a mis chicas, Elena me dijo que sus padres se iban a la playa hasta el martes, con lo que hablamos con mis cuñados para ver si podían cuidar hoy a María. Ni que decir tiene que se ofrecieron encantados y nosotros mucho más tranquilos. Hace un rato le he preguntado a mi cuñado (por cierto es el hacker informático que penetró en la página del CSIC sacando a la luz sus más oscuros secretos) que tal se estaba portando María y me ha dicho que ha dormido una siesta matutina de casi 3 horas, se ha comido la papilla estupendamente (cosa que últimamente no estaba haciendo) y estaba encantada con sus primas.

Ojala que tengáis una familia así. La mía se extiende, además, a mis amigotes, que más de una vez se han ofrecido a quedarse al cuidado de María para que sus padres tengamos un momento para ir a celebrar un aniversario, ir al cine, dormir la siesta...

Hasta la próxima viajeros

1 Reseñas:

Inma dijo...

Doy fe de lo GRANDE que es la familia Rodríguez Perez, de su generosidad infinita y de la manera tan rentable que tienen de gestionar recursos propios y ajenos. La verdad es que yo también me siento afortunada. Oye y que si alguno de la familia no puede cuidar a María, pues ya sabeis que entre los amigotes/as el criterio justo es valorar cercanía de la segunda residencia de la niña, por ejemplo.

 
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