El ser humano es raro

Hola amigos viajeros

Decía la canción de Los Cucas: "El ser humano es raro, lo dicen los expertos, por un lado tan simples y por otro tan complejos". No vengo a hablaros de nuevo de sencillez y complejidad, sino de lo "raros, raros, raaaaaaaaaros", que diría Papuchi, que somos los seres humanos. Y para muestra, no uno sino varios botones que han aparecido en los periódicos para vergüenza de familiares, amigos, vecinos...

Hace poco leí que habían detenido a un vecino de un pueblecito de Norteamérica por mantener relaciones sexuales con el servicio de... aspiradora de una gasolinera... Como noticia relacionada, venía la de un señor polaco que había sido despedido de su empresa de limpieza tras encontrarle a calzón bajado en uno de los despachos mientras una aspiradora, eso sí, con ojitos y boca pintados, le hacía un francés... y encima el pollo tiene la desfachatez de decir que estaba aspirando los calzoncillos, práctica que, según él, es muy habitual en Polonia... será que no tienen agua suficiente. También hace poco he leído como, en estos tiempos de crisis en los que a todos nos conviene ahorrar, un sujeto contaba que había cobrado un dinero inesperado y se lo iba a gastar en hacer realidad una de sus mayores fantasías: "tener sexo con varias mujeres a la vez y para mi solo"

Ahora, el colmo es la encuesta que se publico tiempo ha sobre los hábitos de los ingleses en cuanto a la ropa interior se refiere: casi el 50% sale a la calle sin ropa interior, el 10% decía que se cambiaba cada 3 o 4 días (puesta normal, lo de delante detrás, lo de dentro afuera y lo de delante detrás de nuevo, digo yo) y el 4% compraba la ropa interior en packs de 4 prendas, una para cada semana del mes...

Por si esto fuera poco, no hay más que echar un vistazo a programas como Callejeros, de Cuatro, o Comando Actualidad de La Primera, para que lleguéis a la misma conclusión que yo: el ser humano es raro.

Afortunadamente, en este desierto de rarezas humanas, encontré hace años un oasis de normalidad en mis amigos y mi familia. Tanto unos como otros me demuestran, día a día, que lo que veo en la tele, leo en los periódicos, será verdad pero, afortunadamente, no es mi verdad ni la de mi entorno y, por mucho que avance esta sociedad nuestra, a veces me siento transportado a la época en la que las casas estaban abiertas a los vecinos, los niños jugaban en la calle y cualquiera se podía ocupar de ellos... Quizás no sean los mejores tiempos para la solidaridad, al menos la que vende en televisión y en la prensa, la de las "ONGetas, Fundiciones y Entidades sinónimo de lucro", pero para mi, para mi entorno, la solidaridad está, como cantan Fito y los Fitipaldis, detrás de la piel y la vivo, la vivimos, cada día.

Tal vez ha sido una etapa un poco larga, pero creo que ha merecido la pena la caminata.

Hasta la próxima viajeros